"El mismo viento
Que empuja nuestras velas,
Alentaba aquellos sueños
De salitre y brea,
Que un día nos vieron partir
Allende la vida
De necias convenciones,
Arrojados a otros puertos,
Donde claudicara
La ley de los hombres
Al impulso furtivo del deseo.
Y en esa huida,
Al abrigo del recelo,
Soltamos todo el lastre
Dibujando albas estelas
Sobre el mar
Que el eterno azul
Olvidaba a nuestro paso.
Perseguíamos sin saberlo
La recompensa de una paz
Que nos sería siempre negada.
Éramos proscritos,
Arrogantes vagabundos,
Náufragos de una tierra prometida,
Que nunca iríamos a alcanzar.
Y cuando llegó el ocaso,
Y el crepúsculo arreció
En lóbregas tormentas
Que enmudecieron el canto
Melancólico de las sirenas,
Aquellos sueños ancestrales
Que hilvanaron la niñez
Se deshilacharon de repente
En mil hebras de espuma,
En un vano pulso de la fe
Contra el envite de la marea.
Rendidos a las resacas
Pusiste tu mano en mí
Y ya nunca me soltaste.
Y supimos entonces que la vida,
Con su danza de letargos y corrientes,
Sería nuestro único y certero viaje.
Porque allá donde nos lleve el viento
Reposará tu rostro en mi espalda.
Y al dejar marchar mi último aliento,
Volveré de nuevo al aire, desnudo,
Despojado ya de esperanza,
Mientras te abraza la brisa
Que acoge mi recuerdo.
Porque allá donde nos lleve el viento,
Contará orgulloso a quien le escuche
Cada caricia, cada detalle,
De esta que fue nuestra historia,
Para que otros un día zarpen
De una orilla que les oprime
Y de un horizonte que les ahoga.
Porque allá donde nos lleve el viento,
Será para siempre nuestro hogar."
Enlace en alta resolución: www.flickr.com/photos/santasusagna/31266131713
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