La visión de una pintura es una experiencia subjetiva. Como espectadores, damos forma a lo observado con nuestros sentidos, pero le otorgamos un significado por la lente de nuestros valores y sentimientos. El lienzo es una ventana hacia el mundo del autor y, dándonos la vuelta, a la vez, un espejo de quien observa la obra. Es en la confluencia sutil de ambos planos que se produciría la magia escurridiza del arte. Como si miráramos a través de un calidoscopio, son diferentes las lecturas posibles sobre un mismo trabajo, pero todas en cierta manera se complementan y yuxtaponen.
Componiendo la escena
En un primer nivel, nos encontramos con unos personajes y el escenario de una galería. Los tonos sobrios, neutros, del espacio buscan equilibrarse con los trazos y los colores de las pinturas. Las obras colgadas ejercen así un contraste que llama nuestra atención, tienen así su propio discurso más allá de la propia pintura “contenedor”.
El compromiso del arte
El arte observa también la realidad que le envuelve, hasta llegar a convertirse en un objeto comprometido. Motherwell, Miró o Tàpies son algunos ejemplos de ello. Quizás vivamos en una época en la que parece necesario un cambio, pero ignoramos la dirección y el alcance del mismo. Quizás está más allá del fin de una obra o de un artista esbozar una solución, pero puede ser testimonio de la sociedad y del momento en la que ha sido creada.
Una pintura sobre la pintura
¿Cómo encajar todas estas piezas? Surgieron algunas dudas sobre el camino que escoger. En respuesta a ellas, en el ámbito de los materiales, la elección del collage tampoco fue improvisada. Las obras dentro de los marcos están pintadas sobre retales de papel, empastados después, como piezas de un rompecabezas que, de esta manera, sólo cobra sentido al observar el resultado final.
Una mano tendida entre generaciones
Gyuk es un joven autor barcelonés, a medio camino entre la pintura callejera y la ilustración, pero sobre todo es un amigo con el que he compartido muchas conversaciones sobre la vida y el arte. Sin su colaboración, no hubiera sido posible este proyecto.
Una misma imagen o palabra puede tener varios significados. Sus “manos” simbolizan lo que se va y lo que viene detrás, nos dicen que la vieja manera de hacer las cosas, los errores del pasado, debe dar paso a una nueva forma de entender la vida y la política.
También pueden ser una metáfora de la manipulación que vivimos. En ese caso, serían las manos que nos gobiernan en la sombra, que nos convierten en títeres de una obra de la cual nunca llegamos a conocer el guion.
Nunca tendremos todas las respuestas
No existe peor censura que la que a veces nos intentamos imponer. No existe realidad sobre la que no podamos proyectar nuestra mirada. Quizás la pintura no puede dar todas las respuestas, pero no debe permanecer callada. De esta manera, poco a poco, pieza a pieza, “El peso de la mirada” comenzó a cobrar la forma definitiva que estás viendo ahora.
Enlace en alta resolución: www.flickr.com/photos/santasusagna/27173206132
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