Si la vida es el camino, aquella gente que frecuentamos, las decisiones acertadas o equivocadas que elegimos a lo largo del tiempo, o las experiencias que recordamos son el cuerpo de nuestro equipaje. En ocasiones esas maletas se convierten en lastres pesados de llevar, algo de lo que nos gustaría desembarazarnos para andar más ligeros, pero sin ellas, en el fondo, nunca llegaríamos a ser quienes somos ahora.
Dejar un trabajo en el que te vaciaste, abandonar relaciones en las que te sientes ya un extraño, o dar por terminado un ciclo para enfrentarte a los infinitos interrogantes de lo desconocido nunca resulta fácil. Sin embargo, esa es la puerta que debemos cruzar, esas son las cosas que a veces debemos dejar atrás para salir de la habitación sin luz en la que nos sentíamos atrapados.
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